28 de octubre de 2008

Historia de la TO en España

En España, la Terapia Ocupacional se inició para el tratamiento de los enfermos físicos, siendo más conocida por esta actividad cuando realmente esta técnica terapéutica tiene sus orígenes precisamente en el campo psiquiátrico.

Los egipcios (2000 a.C) utilizaban la música y los juegos como un tipo de ocupación activa y pasiva para asistir a los pacientes mentales. David tocaba el arpa para tranquilizar el alma del rey Saúl. Los griegos usaban juegos para mejorar alteraciones físicas y mentales, reconociendo en la ocupación una posibilidad terapéutica.

Galeno (129-199 d.C.) escribió: “El trabajo es, por naturaleza, el mejor médico y es esencial para la felicidad humana”.

Las primeras referencias tenidas en España sobre manicomios y tratamientos por medio de la ocupación de los enfermos mentales son de Valencia, en 1409, el manicomio fundado por el padre fray Gilberto Jofré, y el de Zaragoza, en 1436, de donde existen publicaciones que atestiguan que en dicho establecimiento se cuidaba a los enfermos mentales, manteniéndolos ocupados en tareas de granjas y trabajos agrícolas.

Philippe Pinel, en Francia, escribe en 1741 su “Traité” (tratado) considerándole como un pionero en este movimiento con los trabajos realizados en el Hospital de La Salpetriere. Desde entonces Benjamín Rush, en Pensilvania, Johana Friederich Reil en Alemania, Samuel Tuke, en Inglaterra y otros autores recomiendan el trabajo para remediar los desórdenes mentales. Su tratamiento moral consistía en curar tanto con sabios consejos y con palabras de ánimo como con el orden interno del propio establecimiento “ los enfermos se levantan, se pasean, se acuestan a las horas determinadas, las comidas se toman con la misma regularidad. Nadie puede, a menos de una indisposición, sustraerse al orden establecido..... Entre los diversos medios morales, el primero y el más importante nos parece que es dar al enfermo una ocupación conveniente”.

El concepto moderno de Terapia Ocupacional aplicada al campo psiquiátrico viene dado por el médico alemán Hermann Simon. Ante la situación de manicomios donde los enfermos se mantenían apilados en grandes grupos, pero separados unos de otros, sin comunidad y en actitudes totalmente pasivas, incluso con un aspecto infrahumano Simon propone una terapéutica dinámica, instaurada en régimen activo y distribuyendo a lo largo del día una serie de actividades de lo más diversas.

De este concepto dinámico de la terapéutica se ha pasado por diversas escalas, hasta la llamada por los ingleses “terapia industrial” que es la rehabilitación del enfermo mental en el más amplio concepto de la palabra, y cuyo fin es tratar de adaptar al paciente a la sociedad para que su tarea pueda ser productiva, estimulando al máximo su capacidad por medio de actividades.

Estas actividades han de pasar por un período de estímulo, fase obligada hacia otras, donde se desarrollan más las propias responsabilidades del paciente.

Tanto la Rehabilitación física como psíquica, viene a demostrarnos que el hombre guarda valores, recursos, y capacidades, que cuando son debidamente estimuladas, hacen que el hombre, se sienta un ser útil, y que la Sociedad lo integre en su Comunidad, aceptando sus deficiencias, olvidándose de ellas y sacando partido de todo el cúmulo de sus posibilidades.


ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL TRABAJO COMO TERAPÉUTICA PSIQUIÁTRICA

Liberti en 1791, refiriéndose al Hospital Psiquiátrico de Zaragoza escribe en una comunicación:

“Una contínua experiencia ha demostrado en este Hospital que el medio más eficaz es la ocupación o un trabajo que ejercite sus miembros. La mayor parte de los locos que se emplean en los talleres y oficios domésticos curan frecuentemente; los empleos que se dan a los locos en este Hospital son: limpiar la casa, con excepción de las salas de enfermos, llevan agua, carbón, leña, también se les emplea en la farmacia y en los trabajos del campo y se les ocupa en la casa, en la trilla, en la vendimia, recolección de aceitunas, cortan las malas hierbas, también se les encarga el transporte de enfermos y heridos en camillas....”

En 1877, el padre Menni abrió en Ciempozuelos un hospital psiquiátrico donde ingresaban los enfermos de la provincia de Madrid donde eran sometidos a un tratamiento médico-moral , mediante elementos difíciles de proporcionar en la gran ciudad como una granja agrícola donde se ensayaba la ergoterapia.

En 1929 H. Simon edita un libro en el que señala que el trabajo terapéutico es especialmente confiado a un médico, quien organiza la actividad, la meta de cada día es conseguir que trabajen el mayor número de enfermos repartidos en 5 niveles, pasando progresivamente de un nivel a otro:

Primer nivel: trabajos simples que no exigen atención e independencia , como trabajos de mantenimiento sencillo, empujar carretas..

Segundo nivel: trabajos mecánicos que necesitan poca atención e iniciativa como equipos de allanar terrenos, plegar o envolver, zurcido de ropa, etc.

Tercer nivel: Trabajos que exigen cierta atención, inteligencia e iniciativa: cuidar ganado.

Cuarto nivel: Trabajos que necesitan una buena atención y un raciocinio casi normal: trabajos especiales de cultivo, confecciones variadas, tejido.

Quinto nivel: Trabajo igual al de un obrero normal.

Simon destaca en su obra el énfasis en la organización, la disciplina y la responsabilidad.

Diez años más tarde Carl Schneider elabora la teoría general de la terapéutica ocupacional. Es el primero en mostrar los efectos terapéuticos y las posibilidades de curar por el trabajo de enfermos agudos e incluso confusos.

Posteriormente aparecieron dos tendencias:

1. La sajona, representada por la terapéutica ocupacional
2. Las europeas, derivadas de los métodos de Simon, con enfoques socioterapéuticos


1. Terapéutica Ocupacional

Comienza a emplearse en les Estados Unidos en 1917 para asistir a heridos de guerra. Desde entonces se ha desarrollado en una doble dirección: reeducación de los inválidos físicos y tratamiento de los enfermos mentales.

En psiquiatría se considera que el enfermo debe participar voluntaria y activamente en su cura. La actitud del enfermo hacia el trabajo que se le prescribe señala la eficacia en el tratamiento. Debe ser prescrito por el médico psiquiatra, aplicado por un terapeuta capaz de provocar un “transfer” positivo, con el fin de la resocialización insistiendo en la noción de individualización de las personas.


2. El trabajo como Socioterapia

Esta orientación está representada fundamentalmente por P. Sivadon y F. Tosquelles

Sivadon: En 1952 propone que en ciertas condiciones el comportamiento de un enfermo puede ser patológico mientras que en otro se puede volver sensiblemente normal, Las manifestaciones más habituales de los trastornos mentales están ligadas al medio material y social en el que el enfermo está inmerso; si las diferencias entre las exigencias del medio y las posibilidades del sujeto son muy grandes, los mecanismos adaptativos no funcionan y los mecanismos de defensa entran en juego. Sintetiza los aspectos de la terapia en 11 puntos:

1. alternancia de actividad y reposo
2. adherencias del ambiente
3. ritmo motor
4. paso del egocentrismo al sentido social
5. paso de la expresión a la afirmación
6. paso de la dependencia a la autonomía
7. el tiempo
8. el espacio
9. el grupo
10. los materiales
11. la responsabilidad.

En la práctica las condiciones de trabajo conllevan habitualmente una dosis elevada de todos estos elementos y se pueden compensar mutuamente (un enfermo aceptaría una responsabilidad si es breve de duración y si el trabajo le aporta satisfacción en forma de relaciones humanas o medios de expresión).

Tosquelles: Iniciador del movimiento francés de Psicoterapia Institucional, considera la Ergoterapia como uno de los aspectos de la acción terapéutica colectiva de la institución. El trabajo debe ser objeto de un conocimiento científico, sistemático y analítico de su estructura y de los mecanismos que esas actividades ponen en juego. No se puede ofrecer cualquier ocupación y las actividades no deberán ser concebidas como una simple ocupación para pasar el tiempo ni de un trabajo para ganarse la vida (ya que el trabajo en la ciudad no tiene un fin terapéutico lo que hace que su estructura sea diferente a la Ergoterapia). . Es preciso que tanto médicos como ergoterapeutas conozcan un análisis preciso del tipo de trabajo recomendado, incluyendo sus elementos tecnológicos, los tipos de acontecimientos susceptibles de ser desencadenados en su práctica, esto es mecanismos neuromusculares, habilidades requeridas, condiciones de aprendizaje y sucesos susceptibles de aparecer a nivel de relaciones interpersonales, teniendo en cuenta los posibles conflictos que puedan surgir.
No se debe olvidar la relación entre la Ergoterapia y el Psiconálisis
También da importancia a la Banca, el Club las Relaciones con el exterior, la Colectividad cuidante, la Relación desalienante del enfermo en tanto el sujeto, el Análisis institucional

En 1962 se lleva a cabo el Primer curso de Terapia Ocupacional correspondiente al Ministerio de Sanidad. En 1991 con la Ley de Reforma Universitaria, pasan a ser reconocidos por el Ministerio de Educación, y el reconocimiento de la profesión ha ido aumentando hasta la actualidad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo entendido que David era bien recibido por el rey Saúl ya que las notas de su arpa calmaban el ánimo del monarca que se veía bastante turbado por, lo que hoy se asegura que eran, repetidas e incontrolables crisis epilépticas.

Como apunte curioso aportaré que la epilepsia tiene también su propio 'origen mitológico'. Nos remontamos prácticamente al 2000 a.C para observar el carácter divino que le daba la cultura griega, conociéndola como 'la enfermedad de Hércules'. Grandes personajes de la historia como: Sócrates, Alejandro Magno, Julio César, San Pablo, Juana de Arco,.. la padecieron.

No falta quién asegura que dicho factor suele ir ligado a una mente prodigiosa... ¿Habladurías?

Anónimo dijo...

No sé si serán habladurías o no, =P Lo que si saco en claro de tu aportación es que la música ayudó al rey a recuperar cierta estabilidad y seguridad en si mismo. ¿Nos ayuda esto a dar más credibilidad a la terapia musical? ¿Son visibles esos beneficios?

Anónimo dijo...

Lo que sí está claro es que los ritmos lentos inducen a la paz y a la serenidad, y los rápidos suelen producir la activación motora y la necesidad de exteriorizar sentimientos...

¿Consideras el mini-mental una prueba necesaria a realizar con un paciente que padece un ACV?